martes, 24 de febrero de 2009

Coste de oportunidad


En una clase de economía de hace varios meses, la profesora empezó a escribir en el encerado las siguientes palabras:"coste de oportunidad". Alguien que sepa un poco del tema, o simplemente alguien de 1º que haya atendido un poco en clase, sabrá que el coste de oportunidad no es más que a lo que tenemos que renunciar para obtener otra cosa, en este caso, otro bien... Es decir, si disponemos de un dinero y deseamos comprarnos una casa, debemos renunciar a irnos de vacaciones (por ejemplo) durante varios veranos. El ejemplo no me ha quedado muy espléndido, pero es más o menos así. El coste de oportunidad no es más que eso a lo que tenemos que renunciar para obtener otra cosa.
Pues bien, a pesar de ser un término utilizado en economía, a mí siempre me ha parecido mucho más. Desde esa misma clase del primer trimestre he pensado que el coste de oportunidad es un vivo reflejo de nuestra propia vida, sólo que a veces no somos nosotros los que podemos decidir a lo que renunciar, ya que no siempre tienes elección.
Hoy me he dado cuenta de que la vida no hace más que darte y quitarte cosas a su antojo, te da, como dice la canción, una de cal y otra de arena.
¿Y sabéis que pienso? Que es muy injusto. ¿Por qué tenemos que renunciar a algo con lo que nos sentimos genial para obtener otra cosa? Independientemente de cuánta felicidad te vaya a aportar esa otra cosa que consigas. ¿Por qué tienes que pasar página o olvidar la otra parte si también la deseas?¿Por qué la vida no nos permite quedarnos con todo lo bueno? No voy a decir que nos proteja de sufrir... eso sería pedir demasiado... pero ¿Por qué no nos permite acumular las cosas buenas? ¿Por qué los buenos momentos pasan a ser buenos recuerdos y no continuan siendo momentos? ¿Por qué las personas con las que has vivido esos momentos tienen que reemplazarse? Muchos se conformarán... pero yo no. A mí no me vale estar bien ahora, por lo que tengo ahora; yo lo quiero todo, quiero lo que viví ayer con las personas que lo viví ayer y lo que vivo hoy con las personas que vivo hoy, de modo que sólamente sea un suma y sigue y no una resta. Es por esto, que creo que la vida es un constante reemplazo de momentos, momentos que desgraciadamente no son para siempre. No es justo. Llamadme inconformista, pero a mí no me gusta elegir, no me gusta comparar, no me gusta reemplazar. Quiero a todas las personas que pasan por mi vida y quiero todos mis momentos porque son míos y sólo míos.
Qué le vamos a hacer... desgraciadamente es así, es un reemplazo inevitable y en mi caso involuntario. Algo que mi profesora de economía expresó sencillamente en el encerado como "coste de oportunidad".



Leyla.